
En este sentido, habría que tomar en cuenta el riesgo de deshumanizar el proceso educativo, al apoyarse únicamente en la tecnología, rompiendo con el vínculo educando-educador, provocando con ello el desplazamiento del docente, de su función de dirigir consciente y responsablemente el aprendizaje.
Por último dedicaremos mayor espacio a lo que consideramos más importantes, el uso de las tecnologías permite un ahorro de tiempo, motiva al estudiante, entre otras razones la mecanización a la que responde el trabajo altamente desprofesionalizado, el conocimiento tiende a ser impersonal. Educadores y educandos se convierten en receptores o recipientes en los que el emisor tecnológico va depositando partículas de conocimientos en el interior de los individuos pero sin valorar lo que hay en esa vida interior y en el propio entorno en donde se desenvuelve.